viernes, 16 de diciembre de 2016

Feliz cumpleaños a mí
Es cierto que crecer es un amargo paso que todos tenemos que dar. Hasta los que tienen complejo de "Peter Pan" al final terminan creciendo, avanzando, cruzando nuevas etapas. Después de todo, eso es crecer, dejar etapas atrás para empezar otras nuevas.
Quizás tenían razón mis mayores al decirme de pequeña aquello de "disfruta de tu ahora, que cuando te haces mayor muchas ilusiones se pierden". Llevarían razón, no lo niego. Tampoco niego que aunque aun soy joven ya he perdido algunas, no todas.
El día que va a ser mañana siempre ha tenido un significado especial para mí, aunque bueno, es algo que tiene un significado especial para casi todos. Algo común que sucede a todo el mundo una vez al año. 
Pero hoy me he dado cuenta que para mí ya ha perdido su esencia. Ya no es como antes, aunque quizás nunca haya sido nada del otro mundo, pero era algo. Era nervios en la tarde anterior porque sabía que iba a llegar, era irse a dormir pronto para que la noche pasara rápida, era esperar con ganas que muchas personas que no solían acordarse a menudo de mí, en mi día especial lo hicieran.
Ahora ya no. Ahora ya no hay nervios, ya no queda la ilusión. Ahora solo es una cifra nueva que llega, un recuento de cuantos más se olvidaron un año más de mí y alguna dedicatoria fría y repetida que me dedica el nuevo "sabelotodo", facebook.
Nunca he pedido mucho, ni mejor, ni más caro. Siempre he pedido lo justo, lo original. Algo que te lleve tiempo, algo que tengas que decirme de verdad, algo que salga de ti.
Yo no quiero felicidades acompañadas de "ya lo sabes todo" ni quiero regalos hechos porque sí.
Supongo que por eso no tengo nada, porque para que me quieran mal que no lo hagan.

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