martes, 26 de abril de 2022

 

LA SOMBRA
Supongo que la sensación de no ser suficiente para alguien ha vivido conmigo más tiempo del que me gustaría. También he podido sentir el sentimiento contrario. Aquel que te burbujea dentro del pecho cuando sientes que para alguien eres prioridad, casa, que das sentido a sus minutos y horas, que te piensa y cuenta contigo por delante de cualquier tormenta o día soleado. Pero los sentimientos positivos jamás serán capaces de hacer que los negativos desaparezcan. Podrán taparlos, pero nunca dejarán de estar ahí.


Visualizo la vida como si fuera un enorme circuito circular con obstáculos en el que estás compitiendo, donde ni siquiera conoces a tus contrincantes. Permanezco situada sobre la salida y la meta al mismo tiempo. Sé que habrá obstáculos, pero no puedo intuir dónde, en qué cantidad o a qué distancia unos de otros como para dejarme destensar los músculos por un momento durante el recorrido. Visualizo a personas que han pasado por mi vida como si botellas de agua se tratasen, cuando la carrera la estás haciendo a cuarenta grados y pleno sol.


Encuentro a la primera persona, me tiende una botella de agua, sonríe y me anima a seguir. Cojo fuerza, continúo. En mi mente agradezco haber tenido el apoyo previo y me prometo ser generosa en la misma medida cuando esa persona corra su propia carrera. Y cumplo mi promesa. 

Entonces siento que vuelvo a necesitar beber, pero no veo a nadie. Esa persona olvidó que la carrera era larga y que probablemente la necesitaría más adelante, no está. Busco y no encuentro a nadie, continúo corriendo. Deseo no haber mirado bien antes, tal vez no haya llegado a tiempo y me encuentre a alguien ahora. Vuelvo a buscar, pero ya me han olvidado.

A lo lejos diviso a alguien que tiende una botella de agua hacia mí, no sé quién es, mis esperanzas vuelven a avivarse y agradezco con la misma promesa que cumplí trayecto atrás. La cumplo, por supuesto, siempre cumplo. La carrera continúa, variando en obstáculos, aunque con algo que permanece inalterable. En el recorrido se repite como un BIS de cualquier canción, las mismas escenas de las botellas de agua. Tanto que dejo de mirar al frente y me centro en mis pies que no paran. Entonces lo veo, junto a ellos hay una sombra que augura que alguien olvidará eternamente tenderme una botella de agua de nuevo, cuando más lo necesite y aunque yo mis promesas las haya cumplido todas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario