sábado, 23 de abril de 2016

¿Qué es amor?

El amor tiene cierta similitud a la droga. No sabes lo que es hasta que de pronto lo tienes al alcance de la mano y tras mucho dudar, al final decides probarlo. Y sabes que puede perjudicarte, pero piensas… ¿y si no es tan malo como dicen y te ayuda en algo?Además como suelen decir esas personas, esos humanos hechos en serie que son meras copias de otros: “muchos lo hacen, ¿por qué yo no?”Y el amor te atrapa, como la droga, como un vicio. Y lo haces una necesidad. Llevado al exceso hasta una obsesión. Los hay que saben frenarlo, pero otros muchos tantos por mucho que lo intentan se queda en eso, en el intento.Los hay que se aburren y lo dejan, o tal vez dieron con algo mucho más aburrido que ellos mismos. Y también están los que se pasan toda la vida dudando en probarlo. No fiándose del todo. No saltando a la piscina.El amor te estruja el bolsillo, sí, como la droga. Te hace mentir, te engaña y te enseña a engañar, sí, como la droga.Y el amor es así porque no sabemos sentirlo. No sabemos cómo hacer uso de ese sentimiento. No sabemos lo que es y la mayoría de veces tampoco darlo.No nos damos cuenta de que por amor, hoy estamos aquí. De que por amor hoy miras a tu alrededor y ves gente que te rodea. Que te quiere. Que cuida de ti. A pesar de todo. A pesar de las discusiones, gritos y malas contestaciones que tengamos a veces. El amor no es solo amar. También es cariño, es ternura, es esperanza, es pasión y deseo, familia y un sentimiento. Que no se nos olvide. Que por mucho que reneguemos del amor y digamos que no existe (me incluyo), el amor está ahí, solo es que nosotros intentamos evitarlo. El amor te va a atrapar, si es que aun no te ha atrapado.Pero claro, en un mundo de mentiras, ira, violencia, estereotipos y maldad, ¿Qué podemos esperar que no sea eso?Vemos el amor tan irreal y surrealista, que culpamos a ese sentimiento tan puro de todo lo que he mencionado anteriormente.La culpa no es del amor, la culpa es de nosotros, que no sabemos qué es.  


jueves, 21 de abril de 2016

La fugacidad de un pensamiento

De pronto te decides. Tomas las riendas de tu situación e intentas cambiar esos aspectos de ti que pueden traerte problemas. Decides ser más segura, más confiada, más fría (lo definiría yo). Que vas a tener ideas más positivas y olvidar todos esos sentimientos de defensa, de retracción, los celos, el autorrechazo... Pero aun así en el fondo tienes la idea de que no es justo. De que si tú lo estás intentando con todas las ganas, ¿por qué te siguen poniendo a prueba y tirando de ti hasta ver cuanto aguantas? En conclusión, jugando con el límite de tu paciencia. Esa que desde luego a mi no me dieron de nacimiento.
A veces nos juzgamos demasiado a nosotros mismos y a veces culpamos demasiado a los demás de lo que nos pasa. No existe el punto medio. Solo sabes que andas perdida entre la gente sin saber cual será el sitio que debes ocupar. Y la gente te azuza, te señala, te recrimina y critica como eres. Pero como bien dicen, que se pongan tus zapatos. Que a veces las enfermedades físicas o los problemas más notorios no tienen por qué afectar más y ser peores que los que se encuentran en la mente de uno mismo.
Porque en la mente encontramos la fugacidad de los pensamientos, de las ideas, de los razonamientos; que es esa misma fugacidad la que al fin y al cabo, y juntándose con las contradicciones de la vida, las que nos vuelven locos y nos hacen dudar hasta de nuestra propia sombra.
 

martes, 12 de abril de 2016

El auge de la hipocresía
Hoy me surge venir a comentar aquí un hecho público. Un escándalo para lo sociedad que anda como loca con críticas por aquí y por allá.
Polémica social con la llamada Laura Escanes y conocida públicamente como “novia de Risto Mejide”.
No he podido dejar pasar el tema, pues me lleva persiguiendo sin yo querer hacerle caso, algunas semanas.
Quien no conoce a esta chica aun, que no desespere, lo hará. Y seguramente no por sus acciones, méritos o idas y venidas; sino por las críticas a las que lleva estando sometida desde que empezó su relación con el conocido publicista y crítico.
Resulta que esta sociedad de la que somos participes, no acepta que una chica de 19 años esté saliendo con alguien que duplica su edad. ¡Esto resulta ser algo espantoso! Porque, y cito: “Ella se aprovecha de su dinero. Ella quiere fama. Ella es una cría y él se quiere aprovechar de ella que es un viejo.” Y pongo un enoooorme ETC. a continuación porque los comentarios que se han hecho en nombre de la pareja pueden ser infinitos.
Esa misma sociedad que no se corta un pelo en decir todas estas burradas a cerca de estas personas, que no se cortaron en hablar de las que vinieron antes y que estoy segura no lo harán de las que vengan en un futuro; es la misma sociedad que se proclama en avance, en progreso, una sociedad del siglo XXI que tanto nos gusta llamarle, haciendo comparación con las sociedades antiguas de siglos pasados.
¿Pero no es esto una clara mentira? ¿No es esto mismo a lo que podríamos llamar sin tapujos, “una sociedad cotilla y maleducada”? Porque a mí no me cabe duda de que lo es.
Y es cierto que los personajes públicos se prestan a una vida pública inventada. A que se cree bulos sobre ellos. Que cada persona puede dar su opinión cuando, como y donde quiera. Que somos libres para todo, pero no somos libres para privar la libertad de otros. ¿Qué hipócritas no? Queremos poder decir lo que nos plazca pero no nos damos cuenta de que hablando sin saber, opinando sin respeto ni educación y haciendo juicios sobre la vida de otras personas; las privamos de libertad a ellas.
Y me parece genial que esta chica quiera aprovechar lo que su pareja pueda aportarle para poderse abrir camino en el mundo y crear su propio espacio personal público. Encontrar un oficio y llevar su vida. Porque ya habrán ajustado cuentas entre ellos de lo que cada cual puede aportar a la relación y a la otra persona. No nos vamos a meter también en si hacen la compra de la semana a medias o siempre es uno el que paga.
Porque al fin y al cabo, ¿qué más da el coche que lleva aquel futbolista o donde va de compras aquella cantante?
Eso ni te aporta ni te quita nada a ti personalmente. Eso ni te hace feliz ni te da tristeza. Eso no te va a dar de comer, como dirían nuestros abuelos.
No seamos dependientes de “la salsa rosa”, no nos dejemos engañar por aquello que nos atonta y nos impide pensar en lo verdaderamente importante. No dediquemos tanto tiempo a la vida de los demás y pensemos más que a lo mejor no tenemos idea de arte, de gastronomía, de lugares del mundo. Dedica tiempo a tu cultura, a ti, que eso es lo que te va a ayudar sea más o menos.
En cambio, aunque opino todo esto sí que debo hacer crítica de cierta actitud de Risto. Hace unos días publicó en una red social como Laura firmaba su primer contrato con una editorial. En dicha publicación introducía un fragmento del libro a publicar por ella y alababa el “enorme” esfuerzo que la chica había hecho para conseguir firmar ese contrato.
Seamos realistas. Siendo él publicista y estando metido en ese mundillo público. ¿Cuánto cuesta que te publiquen un libro? ¿Cuánto nivel de talento te exigen las editoriales?
Porque conozco muchos rechazos de editoriales a libros geniales, a escritos que te ponían los pelos de punta. Y ahí siguen, luchando cada día, rotando por cientos de editoriales a ver si consiguen publicar. Crean blogs, reparten folletos, piden ayuda.
Eso es para mí un gran esfuerzo. Eso es para mí un mérito. Que te digan que no eres lo suficientemente bueno y tú lo sigas intentando a pesar de todo.

Me parece genial que él sea el apoyo de ella para abrirse camino. Ojalá muchos tuviéramos esa posibilidad y recibiéramos ese apoyo, pero si me lo permites Risto, esa publicación derrocha hipocresía por las cuatro esquinas del mensaje.

jueves, 7 de abril de 2016

Y perder el norte


A veces perdemos el norte. A veces fingimos perdernos entre la multitud a modo de que no nos encuentren. A veces pulula tanto desorden a tú alrededor que no sabes ni cómo ni cuándo ordenarlo. No sabes qué tirar, qué quedarte y que no llegar ni a remover. Porque anda todo tan revuelto que ni tu propia esencia encuentras.
Muchos te asegurarán que ese desorden es el que te hace única/o a ti. Que el estar perdida/o, es parte de sentir, de emocionarse, de llevar a cabo, de vivir..

Soy de las que suele decir que la vida sin contratiempos, esos contratiempos de los que tanto nos andamos quejando todos los días, sería muy aburrida y ese aburrimiento también nos molestaría y entonces volveríamos a quejarnos de nuevo.