Sonido blanco es ese momento en el tiempo, ese espacio o lugar en el que solo eres tú mismo. Nada de lo que te rodea interfiere en ti. Solo estás tú.
sábado, 23 de abril de 2016
jueves, 21 de abril de 2016
La fugacidad de un pensamiento
De pronto te decides. Tomas las riendas de tu situación e intentas cambiar esos aspectos de ti que pueden traerte problemas. Decides ser más segura, más confiada, más fría (lo definiría yo). Que vas a tener ideas más positivas y olvidar todos esos sentimientos de defensa, de retracción, los celos, el autorrechazo... Pero aun así en el fondo tienes la idea de que no es justo. De que si tú lo estás intentando con todas las ganas, ¿por qué te siguen poniendo a prueba y tirando de ti hasta ver cuanto aguantas? En conclusión, jugando con el límite de tu paciencia. Esa que desde luego a mi no me dieron de nacimiento.
A veces nos juzgamos demasiado a nosotros mismos y a veces culpamos demasiado a los demás de lo que nos pasa. No existe el punto medio. Solo sabes que andas perdida entre la gente sin saber cual será el sitio que debes ocupar. Y la gente te azuza, te señala, te recrimina y critica como eres. Pero como bien dicen, que se pongan tus zapatos. Que a veces las enfermedades físicas o los problemas más notorios no tienen por qué afectar más y ser peores que los que se encuentran en la mente de uno mismo.
Porque en la mente encontramos la fugacidad de los pensamientos, de las ideas, de los razonamientos; que es esa misma fugacidad la que al fin y al cabo, y juntándose con las contradicciones de la vida, las que nos vuelven locos y nos hacen dudar hasta de nuestra propia sombra.
De pronto te decides. Tomas las riendas de tu situación e intentas cambiar esos aspectos de ti que pueden traerte problemas. Decides ser más segura, más confiada, más fría (lo definiría yo). Que vas a tener ideas más positivas y olvidar todos esos sentimientos de defensa, de retracción, los celos, el autorrechazo... Pero aun así en el fondo tienes la idea de que no es justo. De que si tú lo estás intentando con todas las ganas, ¿por qué te siguen poniendo a prueba y tirando de ti hasta ver cuanto aguantas? En conclusión, jugando con el límite de tu paciencia. Esa que desde luego a mi no me dieron de nacimiento.
A veces nos juzgamos demasiado a nosotros mismos y a veces culpamos demasiado a los demás de lo que nos pasa. No existe el punto medio. Solo sabes que andas perdida entre la gente sin saber cual será el sitio que debes ocupar. Y la gente te azuza, te señala, te recrimina y critica como eres. Pero como bien dicen, que se pongan tus zapatos. Que a veces las enfermedades físicas o los problemas más notorios no tienen por qué afectar más y ser peores que los que se encuentran en la mente de uno mismo.
Porque en la mente encontramos la fugacidad de los pensamientos, de las ideas, de los razonamientos; que es esa misma fugacidad la que al fin y al cabo, y juntándose con las contradicciones de la vida, las que nos vuelven locos y nos hacen dudar hasta de nuestra propia sombra.
martes, 12 de abril de 2016
El auge de la hipocresía
Hoy me
surge venir a comentar aquí un hecho público. Un escándalo para lo sociedad que
anda como loca con críticas por aquí y por allá.
Polémica
social con la llamada Laura Escanes y conocida públicamente como “novia de
Risto Mejide”.
No he
podido dejar pasar el tema, pues me lleva persiguiendo sin yo querer hacerle
caso, algunas semanas.
Quien no
conoce a esta chica aun, que no desespere, lo hará. Y seguramente no por sus
acciones, méritos o idas y venidas; sino por las críticas a las que lleva
estando sometida desde que empezó su relación con el conocido publicista y
crítico.
Resulta que
esta sociedad de la que somos participes, no acepta que una chica de 19 años
esté saliendo con alguien que duplica su edad. ¡Esto resulta ser algo
espantoso! Porque, y cito: “Ella se aprovecha de su dinero. Ella quiere fama.
Ella es una cría y él se quiere aprovechar de ella que es un viejo.” Y pongo un
enoooorme ETC. a continuación porque los comentarios que se han hecho en nombre
de la pareja pueden ser infinitos.
Esa misma
sociedad que no se corta un pelo en decir todas estas burradas a cerca de estas
personas, que no se cortaron en hablar de las que vinieron antes y que estoy
segura no lo harán de las que vengan en un futuro; es la misma sociedad que se
proclama en avance, en progreso, una sociedad del siglo XXI que tanto nos gusta
llamarle, haciendo comparación con las sociedades antiguas de siglos pasados.
¿Pero no es
esto una clara mentira? ¿No es esto mismo a lo que podríamos llamar sin
tapujos, “una sociedad cotilla y maleducada”? Porque a mí no me cabe duda de
que lo es.
Y es cierto
que los personajes públicos se prestan a una vida pública inventada. A que se
cree bulos sobre ellos. Que cada persona puede dar su opinión cuando, como y
donde quiera. Que somos libres para todo, pero no somos libres para privar la
libertad de otros. ¿Qué hipócritas no? Queremos poder decir lo que nos plazca
pero no nos damos cuenta de que hablando sin saber, opinando sin respeto ni
educación y haciendo juicios sobre la vida de otras personas; las privamos de
libertad a ellas.
Y me parece
genial que esta chica quiera aprovechar lo que su pareja pueda aportarle para
poderse abrir camino en el mundo y crear su propio espacio personal público.
Encontrar un oficio y llevar su vida. Porque ya habrán ajustado cuentas entre
ellos de lo que cada cual puede aportar a la relación y a la otra persona. No
nos vamos a meter también en si hacen la compra de la semana a medias o siempre
es uno el que paga.
Porque al
fin y al cabo, ¿qué más da el coche que lleva aquel futbolista o donde va de
compras aquella cantante?
Eso ni te
aporta ni te quita nada a ti personalmente. Eso ni te hace feliz ni te da
tristeza. Eso no te va a dar de comer, como dirían nuestros abuelos.
No seamos
dependientes de “la salsa rosa”, no nos dejemos engañar por aquello que nos
atonta y nos impide pensar en lo verdaderamente importante. No dediquemos tanto
tiempo a la vida de los demás y pensemos más que a lo mejor no tenemos idea de
arte, de gastronomía, de lugares del mundo. Dedica tiempo a tu cultura, a ti,
que eso es lo que te va a ayudar sea más o menos.
En cambio,
aunque opino todo esto sí que debo hacer crítica de cierta actitud de Risto. Hace
unos días publicó en una red social como Laura firmaba su primer contrato con
una editorial. En dicha publicación introducía un fragmento del libro a
publicar por ella y alababa el “enorme” esfuerzo que la chica había hecho para
conseguir firmar ese contrato.
Seamos
realistas. Siendo él publicista y estando metido en ese mundillo público. ¿Cuánto
cuesta que te publiquen un libro? ¿Cuánto nivel de talento te exigen las
editoriales?
Porque
conozco muchos rechazos de editoriales a libros geniales, a escritos que te ponían
los pelos de punta. Y ahí siguen, luchando cada día, rotando por cientos de
editoriales a ver si consiguen publicar. Crean blogs, reparten folletos, piden
ayuda.
Eso es para
mí un gran esfuerzo. Eso es para mí un mérito. Que te digan que no eres lo
suficientemente bueno y tú lo sigas intentando a pesar de todo.
Me parece
genial que él sea el apoyo de ella para abrirse camino. Ojalá muchos tuviéramos
esa posibilidad y recibiéramos ese apoyo, pero si me lo permites Risto, esa publicación
derrocha hipocresía por las cuatro esquinas del mensaje.
jueves, 7 de abril de 2016
Y perder el norte
A veces
perdemos el norte. A veces fingimos perdernos entre la multitud a modo de que
no nos encuentren. A veces pulula tanto desorden a tú alrededor que no sabes ni
cómo ni cuándo ordenarlo. No sabes qué tirar, qué quedarte y que no llegar ni a
remover. Porque anda todo tan revuelto que ni tu propia esencia encuentras.
Muchos te
asegurarán que ese desorden es el que te hace única/o a ti. Que el estar
perdida/o, es parte de sentir, de emocionarse, de llevar a cabo, de vivir..
Soy de las
que suele decir que la vida sin contratiempos, esos contratiempos de los que
tanto nos andamos quejando todos los días, sería muy aburrida y ese
aburrimiento también nos molestaría y entonces volveríamos a quejarnos de
nuevo.
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