Renovarse.
Hoy la lluvia me hace de escudo. Me protege. Me cuida de mis miedos. Y sí, me encantaría salir ahí fuera y dejarme cubrir por ella, dejar que me empape y me limpie de toda la mierda que me rodea. Que me deje como nueva, que me ayude a respirar.
De no ser por esté maldito dolor de garganta que me tiene en cama desde ayer. Igual suena a excusa, si, lo sé. Pero ya noto a las responsabilidades subir de dos en dos las escaleras y acercar los nudillos a mi puerta para llamar y decirme: ¡espabila, que no nos vamos a hacer solas! Y responsabilidades y malestar, nunca se llevaron bien.
Asi que aquí estoy, en el lugar de siempre, al que regresé después de un breve cambio. Estas cuatro paredes que me han visto en todas mis facetas emocionales. Estas cuatro paredes que decoré con tanto mimo y las hice más mías, más locas.
Mi escondite favorito y del que voy a tener que salir y afrontar los miedos. Que nadie pueda conmigo, que nadie pueda quitarme las alas. Porque hasta los ángeles caídos, sueñan con poder volar.